A las 8:00 en punto de la mañana aparecía por la puerta de palos la patrona de la Archidiócesis de Sevilla, la virgen de los Reyes. Un año más, la plaza virgen de los Reyes amanecía repleta de personas que esperaban, desde altas horas de la madrugada, la salida de la virgen a la que van dirijidas todas sus oraciones. Las monjitas del convento de la Encarnación son testigos mudos de la devoción que despierta esta imagen mariana a la que, es tradicional pedir tres peticiones nada más salir por la puerta de la catedral.
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